5 abr 2011

Semana Inglesa.

El jóven comenzó a caminar, paso tras paso, su vida iva cambiando, todo había comenzado como sólo una diversión, como cualquier otra, pero ya se daba cuenta que había dejado de ser algo común. Un miércoles en la mañana, felizmente crecía al ver a su alrededor, el jueves sólo pensaba en lo nublado que había sido todo su día, mas sin embargo el sol no tardaría en salir, o por lo menos, esas eran sus expectativas, sin embargo, el viernes cuanto más creía reír, más lloraba.

El viernes se levantó felizmente de su cama, era otro día en Londres, el viento soplaba de una manera hermosa. Tomó su billetera y salió de su apartamento, subió a su aunto y condujo hasta cansarse, se detuvo y después de unos minutos de pensamientos desordenados, prendió un cigarrillo y empezó a pensar en el mundo. Pensó sobre las verdes praderas con cascadas, en las flores, también en los ciclones, en los temblores, en los volcanes, y en la miseria que sentía en ese momento, sin embargo, volteó hacia el cielo y al ver un día un tanto grisáceo, se alegró. De repente, la vió, era totalmente perfecta, caminaba con un vestido muy fresco y unas zapatillas, y lo que él podría describir como "la sonrisa mas interesante que había visto jamás". Ella se sentó en una mesa, afuera del Hitch Café, y empezó a conversar con otra persona a la que el jóven no podía ver. Los celos del jóven se prendieron al ver tanta hermosura y tanta frescura, tanto amor. Siguó observando y por un segundo la chica volteó, en ese segundo vió en sus ojos grices un aire de tristeza y soledad, nunca de acuerdo con su sonrisa, la cuál siempre estaba presente. No importó, igual su mirada hacía notar un fuerte suspiro de tristesa. El jóven siguió observándola y al fin, ella se fue. Éste siguió imaginando cosas, sonriendose a sí mismo, pensando en el amor, y de momentos poniendo una cara de amargura por el mismo. Ya había anochecido para cuando él se dio cuenta, y entró en un bar no muy lejano de ahí. Fumó un poco más, pidió unas cervezas y después de un rato, ebrio y pensantivo, salió del bar. Lo demás de la noche fue decadencia, lagrimas, dolor, traición y un corazón roto. Al momento que llegó a su casa, tocó su viejísimo piano por horas, y horas, mientras lloraba. Sus cigarros parecían ir desapareciendo uno por uno, su whiskey parecía estarse evaporando, igual que su vida, entonces cantó: "Oh, mañana será un triste domingo, ya me está esperando, quisera volver a verla, quisiera amarla, quisiera gozarla, quisiera tener su sonrisa en mis labios, quisiera tan soll quitar esa amargura de su mirada, quisiera jugar a las caricias secretas, y por una vez en mi vida, quisiera ganarla, todo se deduce al Karma." Dicho ésto, se levantó y se fué a dormir.

Al día siguiente, caían débiles gotas de lluvia en la ciudad, el jóven se despertó, tomó su abrigo, y salió de su casa. Iva caminando por el parque, cuando la figura se hizo presente ante sus ojos, ¿podía ésto ser cierto?, ¿era posible que estuviera pasando?. Sentada en una banca, con un precioso vestido gris, estaba ella. Él se sentó a su lado y abriendo la platica con un "¿Quisieras pasar el resto de mi vida conmigo?", fue como se conocieron.


[Slake]

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