14 abr 2011

Demasiados pensamientos rondaban mi cabeza...

Aún no entiendo, cuando veo el cielo nublado sobre los edificios, ya no tengo esa emoción.
Ya no entiendo por qué existen las canciones hermosas, solo sé que tarde o temprano voy a volver a caer en la misma cama de rosas que después de un tiempo se convierte en mi peor pesadilla. Pero, ¿Qué importa?.
Solo importa la guitarra que cargo en mi espalda, el arte que cargo en mi alma y el paquete cuadrado que cargo en mi bolsillo. Sólo importa soportar cada día hasta poder querer de nuevo a alguien más. No te preocupes, eso no significa que te haya dejado de querer, solo significa que no creo volverte a tener.
Me siento en ésta esquina todos los jueves a media noche, saco mi guitarra del estuche que tanto trabajo me costó hacer, empiezo a tocar esas canciones que te hacían llorar, quererme, gustar de mí...
Igual que cualquier otro jueves por la noche el dueño del bar sale y me invita un trago y la cena, pero igual, lo ignoro, creo que éso lo hace sentir cómodo, ya que siempre saca un plato con un emparedado y media botella de whiskey (a falta de agua). Yo me embriago y me satisfago, termino de tocar las melodías y me pongo de pie, volteo hacia ambos lados de la acera y camino unas cuantas cuadras, qué fría es Inglaterra de noche, lo mismo digo de Inglaterra de día.
Me vuelvo a recostar, volteo hacia el cielo parcialmente nublado y estrellado, saco un cigarrillo húmedo y medio deshecho, lo prendo con aquél encendedor que me regaló un señor rico (después de cantarle unas canciones a su esposa), y lentamente cierro mis ojos, sólo me pregunto: ¿Alguien podrá amarme? ¿Yo la amaré igual?. Y alguna voz lejana me dice: "No te preocupes, ya llegará". Yo sólo caigo víctima del sueño otra vez...

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