14 jul 2011

La coincidencia...

Escuchando aquella canción sobre el hombre en la luna me encontraba no hace mucho, no tardé mucho en caer en cuenta que ella ya no estaba conmigo, que todo lo que habíamos sentido el uno por el otro no era mas que solo otra nube de vapor que se desaparecía incolora en el aire, entonces subí el volumen de la música y no escuché que tocaban fuerte en mi puerta, cuando caí en cuenta fue cuando encontré la carta que habían pasado por la parte de abajo de la puerta, la forma de la escritura era familiar para mí pero era imposible que fuera ella, había desaparecido, probablemente se había casado ya con algún tipo rico y de buen parecer, pero qué equivocado estaba.
Pasaron unas horas y terminé de asimilar que la carta era real, que las únicas personas que conocían los secretos que se mencionaban en la carta éramos ella y yo, y que dentro de un mundo de tamaño inmenso habíamos caído en la misma ciudad por destino o tal vez por coincidencia, cosas en las que yo no creía. Decidí investigar un poco más sobre el origen del escrito que sujetaban mis manos, busqué palabras clave, alguna pista que me indicara dónde podría estar la mujer por la que tanto había luchado, la que tanto había amado, y así pasé unos cuantos días sin rendirme, y al fin, simplemente caí en cuenta que era inútil buscarla. La carta no era nada clara para mí, de hecho, aún no he podido entenderla bien, pero junto con la carta se encontraba una pista muy importante, una pequeña pulsera de oro, tenía unas pequeñas letras grabadas y un olor a mañana de verano, y de repente como un rayo en mi mente, una idea me invadió, ya sabía donde buscarla, ¡Era evidente!. Corrí hacia la cafetería donde la había visto por última vez y mientras recorría las calles en mi mente repasaba una y otra vez sus últimas palabras: "Si bien nunca te voy a poder olvidar, cuando queramos recordar, que éste sea nuestro lugar".
Llegué exhausto a "Café 09" y viendo hacia dentro de la ventana, ahí estaba ella en un vestido corto con estampado de cebra y con la sonrisa más hermosa que hubiera visto en mi vida, entré y sin decir ni una palabra me senté en su mesa, y sonriendo le dije "He esperado éste momento por años, sabía que tarde o temprano iba a pasar" y ella volteando hacia abajo apenada solo movió la cabeza hacia los lados con un gesto que decía "Nunca vas a cambiar".
- ¿Qué has hecho con tu vida?- le pregunté .
Ella contestó: - No mucho, pero ¿Qué te ha traído por aquí tan exaltado?
Saqué la carta de mi bolsillo y se la mostré, y con una risa tímida y subiendo su mano hacia su boca me dijo:
- Yo no escribí ésta carta, y no va dirigida para ti tampoco, al final del escrito dice claramente "Por siempre tuyo", en masculino.
Después de inspeccionar su lógica reí un poco y le pregunté:
- ¿Qué hay de la pulsera de oro?
- Yo tengo la pulsera que me regalaste en mi departamento, ésta ni siquiera se parece.- Respondió.
-¿Entonces tú que haces aquí? ¿Cómo sabías que vendría?- Pregunté desesperado.
Ella inspeccionó mi cara detenidamente y con una sonrisa cálida respondió:
-Yo no lo sabía, pero estaba escrito que así fuera.

Es increíble que aún no creo en las coincidencias, pero aún más increíble es que alguien se haya equivocado de departamento con la carta, ¡Y justo cuando estaba pensando en ella!, también es increíble que la pulsera me la recordara, que no hubiera notado que la carta había sido escrita por un hombre, y aún más que sin siquiera vivir en la misma ciudad, ¡La haya encontrado en el café donde la había visto la última vez que me visitó!


[Slake]

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